El estudio de los sueños ha inquietado a todas las culturas durante siglos, ya algunos en la antiguedad les daban la certeza de hechos futuros, a aquellos sueños que parecían querer atraer el mal lo mismo que el bien y ya sabemos que en los relatos biblícos un José sirviendo en Egipto habría de soñar mensajes para el Faraón, mientras que los sueños siguen ahí porque toda la gente sueña, aunque por momentos parezca que no, sencillamente no recuerda.
Algunos sueños calan hondo, porque se vuelven recurrentes, porque nos sacuden con alguna experiencia que aunque en sueño puede sorprendernos o intimidarnos. Que los sueños sueños son nos dijo un grande de las letras, pero los sueños han sido motivo de estudio desde la antiguedad cuando como ya les digo se les dio la calidad de profecías del porvenir, fueran aquello o no, los sueños siguen inquietándonos a todos.
Con el paso del tiempo y el desarrollo de la psicología, los sueños pasaron a ser parte importante en el estudio de la psique humana, porque como dijo Freud y aunque disentia en algún modo pero siempre sobre los sueños su discípulo Carl Gustav Jung, los sueños son reflejo de algunos hechos que viven en nuestro inconsciente, de deseos reprimidos, de ansias por realizar, y es desde ahí que muchos años desde entonces se han venido estudiando los sueños y tienen siempre al menos para los seguidores de Freud y Jung, una parte de nuestra mente que aflora cuando dormirmos y cuando despiertos tenemos nuestras habituales ensoñaciones.
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